Entrada: Entre una crisis mundial y la realidad paralela de AMLO

Por Fernando Rivera

¿De qué tamaño será la venda que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador en los ojos, que no le permite ver lo que ocurre en el país? El pasado domingo 5 de abril, el mandatario dio un mensaje y el anuncio de un plan económico que, en pocas palabras, no lo fue. Ante un patio sin asistentes, no hubo ningún vitoreo. La imagen evoca a un AMLO frente al espejo, en el que él mismo aplaude su propio proceder.

En una cruda metáfora, tal como sucedió en su mensaje en Palacio Nacional, el presidente también se está quedando solo en su intento de hacer embonar su discurso con una realidad implacable.

De esta manera, el deber del Estado no sólo es garantizar la seguridad de quienes habitan en su territorio. También, la estabilidad económica es un vértice primordial que debe prevalecer, para garantizar que una adecuada distribución del ingreso, evite que la población se integre a las filas de la delincuencia. Centrémonos, pues, en esos dos aspectos.

En el discurso presidencial, se habló de una disminución del 0.3% en el número de homicidios durante el primer trimestre del año. Datos de MOVISAFE, demuestran que no ha sido así, en relación con aquellos vinculados con el crimen organizado y delincuencia común. Durante los primeros tres meses de este año, se habrían contabilizado alrededor de 6,170 asesinatos, es decir, 299 más que el último periodo trimestral de 2019; esto representa un incremento de 5.1%.

Los delincuentes no descansan. Ellos esparcen otra pandemia, la de la inseguridad, en la que la cura gubernamental tiene sexenios de no aparecer. Por el contrario, este lastre social se empeña en esparcirse por todos los sectores, ante la mirada inactiva de las autoridades.

Lo que la actual clase gobernante no entiende, es que una poca generación de empleos orilla a muchos a delinquir.

En el supuesto Plan Económico presentado por AMLO este domingo, tal parece que los empresarios no se encuentran presentes, ni en el discurso, ni en los hechos. ¿Habrá que recordarle al mandatario que las pequeñas y medianas empresas aportan aproximadamente 52% del Producto Interno Bruto (PIB) del país? ¿Sabrá acaso que éstas generan el 78% de los empleos en México?

La señal que se manda, es que el presidente está enfocado en mantener a flote su proyecto político, con un plan basado en clientelismos e ideologías, más que en la búsqueda de la estabilidad del país. Un Petróleos Mexicanos (Pemex) contra las cuerdas, la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, la edificación de la Refinería de Dos Bocas, un sistema de salud en crisis ante una mano dura presupuestal mal aplicada, la suspensión de la construcción de una cervecera en Mexicali… la lista parece no terminar, pero la señal es la misma: incertidumbre.

El discurso del domingo, fue el de la realidad, pero solo de aquella en la que vive López Obrador. Tal parece que el capitán de este barco, no sabe leer la brújula que tiene entre las manos. La tierra firme se aleja de la vista de quienes tripulamos esta embarcación, ante la ceguera presidencial. Y así, una clase empresarial desarticulada, la oposición minimizada, un aparato de seguridad que no da resultados… ¿en verdad no hay nada más que hacer?

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