Entrada: El periodismo en los días más oscuros

Por Fernando Rivera

El periodismo revisa, cuestiona, investiga, documenta y analiza el ejercicio del poder, sus aciertos, pero más que nada sus excesos y errores. Por lo tanto, tendría que serle incómodo. Cuando con éste se ostenta siempre aprobatorio de las acciones emprendidas, ha dejado de cumplir su función social.

Sin embargo, la relación entre políticos y periodistas ha sido un constante estira y afloja, pues los primeros necesitan también de los segundos para dar a conocer sus acciones. No obstante, cuando la crítica llega, reniegan de los medios. Así ha pasado con mandatarios como Jair Bolsonaro, en Brasil; Donald Trump en Estados Unidos o Andrés Manuel López Obrador en México, con sus constantes ataques a aquella prensa que no se alineé al discurso oficial.

Desde el púlpito presidencial, personajes como Carlos Loret de Mola, Enrique Krauze, Ciro Gómez Leyva, el periódico Reforma, así como las revistas Nexos, Letras Libres y Proceso, han sido denostados por la voz del mandatario. Se trata, pues, de una lucha asimétrica, ya que López Obrador ostenta la máxima autoridad del poder público. Ante los ojos de AMLO, los aludidos son voceros del antiguo régimen; no acepta que los reporteros están ahí para cuestionar, no para aplaudir.

Es aquí donde se encuentra uno de los vicios del poder político: tratar de acallar, desde una posición privilegiada, todo resquicio de crítica que pueda afectar no sólo intereses, sino egos capaces de agrietarse con la palabra. Un periodismo fuerte, sirve a los gobernados no a la clase gobernante. Cuando sólo sirva a ésta última, cae en un espiral en el que su esencia cambia por la de la propaganda.

La actividad periodística muestra una realidad que a no muchos gusta. No sólo a los poderosos, sino también a sus fieles seguidores. Buena parte de los adeptos a una u otra causa, suelen descalificar el contenido del mensaje dado desde cualquier referencia informativa, cuando ésta no forma parte de los medios afines al proyecto o cuando son datos que les resultan adversos.

No obstante, también hay que decirlo, desde el poder mediático se ha caído en excesos, en los que la cercanía con el poder público es de contubernio, de complicidad. Noticias arregladas, entrevistas laxas, promociones disfrazadas de información. Hay periodistas que también pueden ser corruptos, y caen en los encantos que desde el poder se hacen llegar, para endulzar la pluma, o para acallar en lugar de denunciar.

El silencio también se vende o, en casos graves como en México, se logra a costa de amenazas o de muerte al mensajero. Los verdugos de quienes pretenden dar a conocer la verdad no logran más que hacer una voz unísona.

El país vive una constante confrontación entre los medios críticos y la actual administración en medio de un contexto de violencia, intolerancia, de una economía lacerada y crisis por el Covid-19. La mesura es lo único que debería prevalecer, cuando la oscuridad parece que se ha empeñado en envolvernos.

Para mayores informes: contacto@movisafe.com

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