Por Fernando Rivera
De acuerdo con cifras de MOVISAFE, durante el segundo trimestre del año se contabilizaron 6,109 muertes relacionadas con crimen organizado y delincuencia común en México.
La entidad más afectada en números absolutos fue Guanajuato, la cual concentró 923 homicidios. Por su parte, en tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, Colima se ubicó en primera posición a nivel nacional, con una estadística de 18.42 –aunque este estado es de los menos poblados del país, lo cual explica la cifra exponencial–, por encima de Guanajuato, el cual obtuvo un promedio de 15.77.
Pero, ¿de qué sirve saber todo esto? La información de seguridad es primordial, tanto para la toma de decisiones a nivel operativo en una empresa, como para la estrategia de negocios de la compañía. No basta con conocer estadísticas, sino que se debe saber interpretar la información que se tiene, con el fin de prever posibles escenarios en materia delictiva.
Si usted es un empresario y planea instalar una planta en el corredor industrial de Guanajuato, o iniciará operaciones en el puerto de Manzanillo, Colima, por ejemplo, es necesario conocer el escenario económico y de infraestructura de esas regiones. Pero también, no dejar de lado los niveles de inseguridad prevalecientes en la zona de interés, y cómo estos pueden afectar su negocio.
El Estado, por definición, tiene como fin primordial garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, la información que desde las instancias gubernamentales se proporciona, suele ser incompleta. Al fin y al cabo, como en el caso mexicano, las entidades federativas buscan convencer al empresariado de instalarse en sus respectivos territorios, ofreciendo las mejores perspectivas, pero escondiendo los lados más oscuros: secuestros, extorsión, narcobloqueos, homicidios, tráfico de personas…
Sin embargo, es importante decir que la información de seguridad no sólo es aplicable para nuevos proyectos, sino que su importancia se multiplica cuando el negocio ya se encuentra establecido. No se pueden desestimar los datos de violencia, cuando la vida de los empleados, y la propia, está de por medio. Conocer los modus operandi de los delincuentes, siempre en evolución, no hará sino prever circunstancias, aunque eso no se traduce en que el riesgo se vuelva nulo.
La información de este tipo permitirá conocer los hechos violentos en los puntos de operación, los grupos involucrados, los delitos más comunes, los horarios en los que suceden. Es decir, inteligencia de seguridad para las empresas.
Un plan de seguridad puede desprenderse de estar empapado de todo este cúmulo de datos, por lo que se pueden anticipar contextos. ¿Sabrá cómo responder ante un escenario adverso? Es ahí donde entra la gestión de riesgos, para lo cual este tipo de información es base.
Elegir un buen proveedor en la materia, asegurará que los elementos que reciba sean veraces y con una fuerte carga analítica. Para verdaderamente conocer un país, también se debe voltear hacia las circunstancias que vive. Esa realidad que no muchos quieren ver.
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