Por Fernanda Paniagua y Carlos Herrera
El pasado 8 de mayo, medios internacionales como The Wall-Street Journal, New York Times, Washington Post y El País, expresaron, por medio de varios reportajes, las inconsistencias en la información presentada por el gobierno de México en relación al número de casos y muertes asociadas con el COVID-19.
El tema común en estos artículos fue que las cifras emitidas por la Secretaría de Salud (SS) se encuentran lejos de la realidad que se vive en el país, pues el número de contagios sería mucho mayor de lo que las autoridades han dado a conocer.
El artículo publicado por el medio español El País resulta ser el más alarmante de todos, pues a partir de una serie de análisis realizados al interior del diario, se muestra un panorama que no coincide con lo expuesto por el Gobierno Federal.
Algunas de las afirmaciones más polémicas son las siguientes:
- La primera: en México no se hacen suficientes pruebas. De acuerdo con José Luis Alomía, director general de Epidemiología de la Secretaría de Salud, en el país se han realizado pruebas en aproximadamente 110 mil personas, lo que equivale al 0.086% de la población total. Lo cual no otorga una perspectiva estadísticamente adecuada para dar cuenta del alcance del virus.
- La segunda: no hay transparencia en los modelos matemáticos utilizados por las autoridades. Esto se ve reflejado es el caso de un nuevo modelo, distinto de aquel denominado Centinela. Presuntamente, con este modelo, se podrían conocer con un grado razonable de incertidumbre las fechas en las cuales ciudades con un gran número de pobladores (como Cancún, Tijuana o la Ciudad de México) tendrán sus picos epidemiológicos. Sin embargo, esta información es propiedad intelectual del Conacyt, por lo que en estos momentos no es posible conocer sobre este avance.
Además, El País estima que en México habría entre 620 y 730 mil casos acumulados desde el inicio de la pandemia, de los cuales, una amplia mayoría ya habrían experimentado la sintomatología de la enfermedad, pero no de manera grave.
¿Cuál fue la reacción de las autoridades ante estas acusaciones? Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, emitió una video-respuesta en la cual afirma que las muertes de personas que padecen COVID-19 no siempre se pueden demostrar, debido a que los pacientes frecuentemente llegan en un estado de gravedad que no permite realizar las pruebas de laboratorio de forma oportuna.
Por otra parte, a pesar de que estas pruebas podrían llevarse a cabo después de la muerte del paciente, rara vez se realizan, por lo que no son registradas como tales.
De igual manera, López-Gatell destaca el hecho de que estas notas fueron publicadas el 8 de mayo, fecha en la que se estimaba el pico de contagios para la Ciudad de México. A lo anterior se añade que fueron compartidas en las principales redes sociales por personajes ligados a administraciones anteriores o con negocios en la industria farmacéutica.
Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador catalogó de “poco ético” al New York Times, denostando un trabajo al cual calificó de tendencioso, por lo cual instó a la población a que no se dejara guiar por lo afirmado en ese medio.
En efecto, López Obrador suele descalificar la información que no le favorece. Esta administración es de piel muy delgada, y todo lo que huela a periodismo crítico y datos objetivos, es tachado de “conspiración” de los conservadores.
Las omisiones del Gobierno Federal al respecto de dichas cifras no hacen sino poner en entredicho cualquier información proporcionada por sus voceros. Mientras tanto, la verdadera gravedad de la pandemia en nuestro país se encuentra en territorio desconocido. Y ante una tragedia inmensa, un gobierno pasmado y derrotado. Al tiempo.
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