Entrada: EUA VS. CHINA: EL PAPEL DE MÉXICO ANTE UNA GRAN GUERRA COMERCIAL

Por Diana Isabel Herrera

Ante el nuevo panorama económico que se ha generado a raíz de uno de los eventos que definirá la coyuntura por el resto del año, como lo es el COVID-19, parece ser que se nos ha olvidado que el ambiente en los mercados internacionales ya presentaba tendencias volátiles a consecuencia de un conflicto económico que lleva más de dos años en desarrollo: la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

Una de las viejas prácticas más conocidas en el comercio internacional han sido dichas guerras, que son utilizadas con el propósito de crear un proteccionismo ante los bienes nacionales de un país, fomentando la compra de productos elaborados por empresas al interior del territorio y reducir las importaciones.

En su mayoría, estas prácticas llevan a acuerdos comerciales entre Estados para permitir un comercio justo y sano.

Sin embargo, el conflicto comercial entre los Estados Unidos de América y la República Popular China, ha desencadenado una inestabilidad en los mercados internacionales derivado de su prolongación y falta de asertividad.

Todo comenzó el 8 de marzo de 2018, cuando el actual presidente norteamericano, Donald Trump, decretó un aumento arancelario del 25% a las importaciones de acero y un 10% a las de aluminio de cualquier procedencia internacional. En respuesta, el presidente de China, Xi Jinping, anunció el mismo aumento arancelario de 25% a 128 productos, pero únicamente de procedencia estadounidense. Esta pequeña acción sería el inicio de una contienda altamente dinámica entre ambas naciones que se extendería hasta el día de hoy.

Dicho conflicto se ha elevado a niveles multimillonarios, en los cuales los más perjudicados son los consumidores finales, ya que alguien tiene que pagar la nueva diferencia arancelaria y es poco probable que sean las industrias quienes lo absorban.

Uno de los motivos que originó este enfrentamiento, fueron los excesivos subsidios que otorga el gobierno chino a sus empresas nacionales, con el objetivo de aumentar la producción y manejar productos con precios mucho más bajos a los del mercado, con el fin de apropiarse de él y eliminar a la competencia. 

Esta práctica desleal es conocida en el comercio internacional como dumping, de ahí que los intereses de Estados Unidos sea imponer aranceles anti-dumping para contrarrestar la desventaja a la que se ven expuestos otros fabricantes. 

Como consecuencia de la batalla arancelaría, se logró para el 15 de enero de 2020 un pacto comercial parcial entre las economías más grandes del orbe, en el cual China se compromete a: 

  • Aumentar $200,000 millones de dólares adicionales en compras de bienes estadounidenses en los próximos dos años.
  • Fortalecer las condiciones para proteger la propiedad intelectual y evitar la falsificación y piratería.

No obstante, el gigante asiático logró que no se incluyera ninguna medida relacionada a los subsidios que otorga a sus empresas, que en realidad fue una de las causas principales dentro del origen de este conflicto económico.

 

Tampoco se abordó el tema de ciberseguridad, que fue uno de los detonantes ante el veto de Estados Unidos a la empresa china Huawei Technologies Co., respecto a uno de sus recientes avances tecnológicos, la red 5G, en el cual la potencia norteamericana acusaba a la empresa asiática de espionaje industrial y prohibió, no solo la comercialización de sus productos, sino también impidió que se usara el software Android dentro de los dispositivos asiáticos.

Asimismo, China también obtuvo que se redujeran algunos aranceles impuestos al inicio del conflicto comercial. 

Pero ¿cómo es que una guerra comercial entre estas naciones puede repercutir a la economía mexicana?

Pues bien, en los primeros resultados que arrojó el trimestre al inicio del 2019, se pudo advertir que, ante la amarga relación entre EUA y China, México se vio beneficiado al adquirir el liderazgo en el mercado norteamericano, al absorber parte de las importaciones que estaban destinadas al comercio asiático.

Otro beneficio para México que arrojó la marea de esta guerra comercial, fue la llegada de compañías multinacionales al territorio, como una vía de escape ante la tensión entre las potencias económicas. Esas compañías buscan evitar la suerte de que sean bloqueadas sus exportaciones si mantienen sus instalaciones en territorio chino, por lo que se prevé el aumento de una oferta laboral.

Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas ya que, ante el entorno internacional inestable, los precios de los principales activos como el petróleo y oro, comienzan a elevarse, repercutiendo en el bolsillo de los mexicanos quienes tendrán que pagar mayores costos por productos de primera necesidad como la gasolina. 

Si bien Donald Trump optó por una tregua parcial en lo que se llevan a cabo las próximas elecciones presidenciales del 2020, la llama que aviva esta tensión no se ha extinguido y es muy probable que en lo que el tema es retomado, ésta consuma todo el avance que se había obtenido, golpeando con más fuerza al sector económico. No es descabellado pensar que, luego de esta guerra y la crisis por el COVID-19, un nuevo orden mundial esté en ciernes, donde China será el nuevo gran eje rector.

Para mayores informes: contacto@movisafe.com

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