Por Fernanda Paniagua
A más de un mes de que se reportara en México el primer caso de una persona infectada por COVID-19, se han visto mermadas diversas actividades económicas del país, como son los casos del sector turístico y el petrolero.
En estos poco más de 30 días se ha pasado del asombro por la llegada de una enfermedad de la que prácticamente no se sabía nada -y todavía se sigue ignorando de manera clara su origen-, hasta el urgente llamado de autoridades federales y locales para que la gente se quede en casa.
Para ello, las autoridades sanitarias de los estados y de la Federación han implementado medidas entre las que destacan la Jornada Nacional de Sana Distancia, en la que se recomienda a la ciudadanía quedarse en casa, evitar aglomeraciones, suspender actividades no esenciales en centros laborales, igualmente mantener una distancia de 1.5 metros entre persona y persona para así evitar un posible contagio.
Desde hace un par de semanas, cada vez se observa menos gente en las calles, hay menos tráfico e incluso cielos azules producto de la baja movilidad social.
Este freno a la actividad y a la movilidad de las personas, podría llevar a pensar que todos se guardan en casa; sin embargo, la delincuencia parece que no tiene intención de bajar el ritmo. De acuerdo a estadísticas de MOVISAFE, a partir de que se conoció la llegada del Coronavirus, la incidencia delictiva en México no se ha visto mermada; se mantiene en los mismos niveles que en la última semana de febrero, cuando se reportó el primer caso de coronavirus en México.
En la semana del 24 de febrero al 2 de marzo, se reportaron 453 muertos en todo el país, con una tasa de mortalidad de 0.38 por cada cien mil habitantes y el estado con el mayor número de muertos fue Guanajuato con 66 personas fallecidas, seguido del estado de México con 31; Campeche, Yucatán y Tlaxcala no reportaron muertos.
Las cifras cambiaron muy poco en las semanas siguientes, siendo que el número de víctimas en ningún momento bajó de 400 muertes violentas por semana; y para la siguiente semana, el número de muertos, la tasa de mortalidad e incluso la entidad con más registros, siguen siendo prácticamente las mismas.
Del 23 al 30 de marzo se reportaron en México 424 asesinatos, con una tasa de 0.35 por cada cien mil habitantes, Guanajuato fue el estado con más fallecimientos por violencia con un total de 84, seguido de Chihuahua con 32, mientras que Nayarit y Yucatán, no reportaron muertos.
Como es posible observar, pese al miedo por la presencia de un virus que ha infectado a más de 420 mil personas en el mundo, a los delincuentes el COVID- 19 no los atemoriza.
La “peste” se expande, las organizaciones delincuenciales buscarán nuevas formas de financiamiento ante los controles más estrictos en la frontera con Estados Unidos, la población en general será la más afectada ante un gobierno que no parece responder a la altura de las circunstancias. Estamos ante un panorama de incremento de asaltos, saqueos, robos, extorsiones, secuestros… ¿a esta otra enfermedad también se le dejará avanzar?
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